Stop Homelessness (Alto a la mendicidad)


Posiblemente yo sea uno de esos pocos optimistas que cree perfectamente posible acabar con la pobreza en el mundo (en parte lo creo también porque sé exactamente como lo haría). Sin embargo, reconozco que no sería fácil, porque deben enfrentarse muchos prejuicios y cambiar algunas cosas que no todos querrán que cambien. Por otra parte, creo que se debería empezar por algo más inmediato, fácil y rápido; el objetivo sería que nadie quedara en la calle abandonado a su suerte, porque haya caído en desgracia económica. Lograr algo así me parece relativamente fácil, además de muy barato; en realidad, más que barato saldría gratis, pues en poco tiempo se comprobaría que incluso es una "inversión rentable".


Por mucho que tratemos de no ver el problema, seguirá estando ahí (y aumentando, por desgracia) hasta que se tomen medidas serias (y posibemente un poco más creativas e innovadoras que las habituales). Quizá en algunos países diera buen resultado ofrecer la posibilidad de repoblar zonas rurales abandonadas, a la vez que facilitar los empleos y negocios agrícolas, o regular el alquiler de viviendas vacías para inquilinos de baja renta; otras veces podría funcionar una renta complementaria, o incluso una renta universal garantizada. Pero estas son medidas más ambiciosas y enfocadas a atajar la pobreza en general. En este post me referiré "solo" a soluciones para acabar con la mendicidad en las ciudades.


Las administraciones de algunas ciudades están tan desesperadas por sacar la mendicidad del núcleo urbano que aplican estrategias agresivas que además de impopulares resultan caras e ineficientes.
Sin embargo posiblemente han dedicado muy pocos esfuerzos a entender el problema y menos aún a buscarle soluciones inteligentes.
Un buen principio para abordar la cuestión es ser conscientes de que la "mendicidad" es un problema relacionado estrechamente con los siguientes factores, separadamente o más de uno a la vez: carestía de la vivienda, desempleo y/o precarieda laboral, desarraigo familiar o soledad y enfermedad mental - drogadicción (incluyendo alcoholismo). Es decir, hay factores externos-materiales y factores internos (salud-adicciones).


En cuanto a las soluciones, las hay estratégicas, "administrativas" o tecnológicas; y entre éstas las hay más evidentes-ordinarias o más innovadoras-creativas. Un ejemplo de una solución técnológica creativa serían los anuncios-refugio de la imagen superior, que aprovechan un espacio público para una doble finalidad útil: una valla publicitaria que sirve de refugio. A veces el marketing también puede ser útul para los de menos recursos.


Claro está que ni en aquellas ciudades donde hay muchos carteles publicitarios habría suficientes para albergar a apenas una fracción de los "sin-techo" (homeless). Por tanto, se ha de pensar en construcciones pequeñas, simples, incluso prefabricadas e instalables en muy poco tiempo, como las de la imagen superior, que fueron diseñadas para casos de emergencias (por inundaciones o tornados, por ejemplo).  Pero la idea ya indica un camino posible.


Como ya había explicado en otro post, en algunas ciudades de Estados Unidos se está empezando a considerar la opción de las micro-viviendas (Tiny Houses) para paliar el problema de los sin-techo.
Pero veamos el asunto desde una perspectiva un poco más amplia. Las personas que se encuentran en esa situación pueden llegar a ella por diversos motivos, pero el hecho de que no puedan pagar un simple apartamento de 1 habitación, a veces incluso tratándose de gente con trabajo, da idea de que algo no anda bien en el "mercado inmobiliario", en el mercado de trabajo y en la sociedad en general.


En las calles de las ciudades del mundo rico no debería ser tan común ver personas en  durmiendo sobre el asfalto, apenas protegidos por unos cartones. La mayoría de los países tienen suficientes recursos (económicos y humanos) como para solucionar este vergonzoso problema, pero aparentemente no se saben canalizar éstos, quizá por falta de voluntades e ideas. Por otra parte, se sabe lo suficiente sobre todos los factores como para atreverse a tomar medidas más decididas. Se sabe -por ejemplo- que el alcoholismo es un factor de riesgo (si bien no son los pobres los que más beben), así como hay "expertos" que vincularían -alegremente- la pobreza (flojera) con la "pereza", pero también que la precariedad laboral, el forzado desequilibrio entre oferta y demanda de empleo, la inflación inmobiliaria y la "estructuración insolidaria" empujan a muchas personas a situaciones críticas, quedando a un paso de caer en la pobreza y a perder su hogar.  No hay una ciencia exacta, pero sí hay factores interconectados que pueden alterarse con algunas medidas, si somos capaces de analizar el asunto un poco más seriamente.


A veces es la gente la que toma iniciativas, como las cajas de donaciones (Give Box) donde se colocan objetos, ropa, alimentos, para aquellos que quieran -anónimamente- disponer de ello.


Otros ciudadanos están ayudando a sus "vecinos" menos afortunados construyéndoles refugios de madera en los que dormir más seguros y calientes que en los de cartón, pero las administraciones tampoco quieren -lógicamente- ver dañada la imagen de ciudades y barrios con la proliferación de estas enormes cajas con ruedas, por lo que impiden su asentamiento en los núcleos urbanos. Es decir, las administraciones no encuentran soluciones, pero tampoco toleran bien las soluciones "espontáneas". La sensibilidad estética parece ir de la mano de la falta de imaginación para emprender soluciones menos provisionales.


Algunas soluciones están siendo diseñadas por escuelas de arquitectura, ofreciendo opciones muy interesantes y perfectamente realizables, como estos módulos que pueden apilarse unos junto a otros, creando una solución compacta y eficiente.


Fuera de las ciudades las posibilidades son más variadas; ya me he referido a alguans opciones en: microrefugios-y-minicasitas

Al margen de las opciones escogidas, lo importante es aceptar que cualquier "inversión" en estas resultará a medio plazo un considerable ahorro en gastos sociales, pues se reintegrará a gente que de quedar excluidos de la posibiliad de disponer de una vivienda perderían opciones: una dirección de contacto, un teléfono o email,, un lugar donde asearse y guardar la ropa, o poder estudiar ... o sencillamente descansar. No debería ser necesario recordar que pocos serán los que no prefieran un refugio privado a un albergue, en el que se fijan horarios y normas estrictas. Por si fuera poco con que algunos prefieran estar en la calle que refugiarse en un albergue, éstos son una solución más cara para la administración, pues implican personal y servicios que en el caso de las mini-viviendas no son necesarios.


En las grandes ciudades se da la circunstancia de que mucha gente joven que trabaja no puede permitirse un alquiler, pero a la vez no pueden dejar de trabajar en la ciudad, por lo que se encuentran en una situación casi sin salida (o sin una buena salida, al menos). Para estos casos, se están diseñando algunas "soluciones" un tanto atrevidas, como esta estructura de panel de abejas de Homed, diseñado para la ciudad de Nueva York, que ocuparían un espacio mínimo. Personalmente no creo que sea la solución más digna que quepa imaginar, pero técnicamenente no puede negarse que es muy imaginativa.


Fuera de las soluciones técnicas, que son varias y más o menos innovadoras, se han de estudiar las opciones y soluciones estratégico-políticas. En primer lugar, para muchos inquilinos de este tipo de "viviendas" se tratará de una solución provisonal, por lo que se ha de facilitar una serie de "servicios" para la reintegración laboral y social, con el fin de que se recobre la independencia lo más pronto posible.
La vivienda ha de dejar de ser un asunto de Todo/Nada; es decir, que -en algunas ciudades- o se dispone de ingresos suficientes para pagar un apartamento de -más o menos- 1500 dólares (o euros) mensuales o la siguiente opción más económica podría ser refugiarse bajo un puente (algo totalmente absurdo y cruel, pero es más o menos así). Por tanto se ha de proveer y facilitar la llegada al "mercado inmobiliario" de espacios cada vez más económicos, para lo que se ha de mejorar la eficiencia en el uso del espacio, así como sacar el máximo provecho de los demás recursos (materiales, energía, ubicación, etc.).
Otra posibilidad es el alquiler de habitaciones, que debería regularse de modo que no se convierta también en un negocio altamente especulativo (en muchas ciudades por una sola hatitación se piden rentas similares a las de alquiler de un pequeño apartamento. Por otra parte, debería facilitarse y legalizarse esta opción (si a cambio se ayuda a contener los precios) de modo que crezca la oferta de habitaciones. Por un lado, a muchos jubilados o personas solas les podría facilitar ir más desahogados en el pago de las rentas (si pagan renta) o bien disponer de un ingreso extra a la vez que obtener algo de ayuda o compañia. Por tanto, es una opción con posibles beneficios en ambos sentidos; para los que tienen espacio libre disponible en su vivienda y para los que buscan alojamientos económicos.
Por supuesto, un trueque sería una opción a considerar en algunos casos, al menos provisionalmente.
Para la administración, una opción de ayuda económica sería que los propietarios con espacio libre recibieran una paga de incentivo a cambio de alojar a personas con bajos recursos.


Pero no solo de pan vive el hombre, y no solo se precisa de espacio para alojamiento. En estas residencias se facilitaran, por supuesto, lo necesario para la higiene, cocinas y lugares comunes básicos, además de apoyo institucional (formación, capacitación...).
Con un poco más de imaginación (apenas estirando el presupuesto) se pueden proveer residencias muy económicas. Claro que por muy económico que fuera todo tiene un coste, ¿no? Bueno, no exactamente; no pido que de entrada se valore el ahorro que se lograría (en servicios sociales, policía, seguridad, sanidad, etc. además de la extraordinaria mejora en la imagen de las ciudades ( y la calidad de vida de los propios ex-sin-techo), sino que sería suficiente con comprobar que con el presupuesto ordinario anual de algunas ciudades, acompañado con una ingeniosa puesta en marcha, sería suficiente para acometer algunos proyectos muy ambiciosos, que eliminarían la indigencia de las calles.

Poner a trabajar a los sin-techo sin empleo ni ingresos
Quizá no de forma obligatoria, pero sí como condición para disfrutar de los cómodos servicios de alojamiento "subvencionados" más una pequeña paga (para gastos de comida e higiene). Podría ser suficiente con unas tres horas diarias, que podrían ir ampliandose voluntariamente hasta una jornada de 6 horas, mejorando el salario, claro. Los empleos podrían ser para cosas tales como limpieza pública, jardinería, cuidado de las mismas instalaciones, construcción de infraestructuras auxiliares de las nuevas "residencias", etc. En los lugares turísticos costeros podrían cuidar las playas y ofrecer determandos servicios auxiliares de información (pues el perfil de los sin-techo es muy variado).
Por supuesto, una primera opción sería escuchar los intereses de los propios aspirantes, los inquilinos que buscan un empleo o incluso consideren auto-emplearse. A este respecto es muy interesante la iniciativa Homeless Entrepreneur, del emprendedor ex-sintecho Andrew Funk, que fue explicada en este blog.


La clave de cualquier batería de soluciones es que éstas estén relacionadas y sea flexible, pero en general yo casi siempre incluiría ofrecer opciones (poder escoger entre varias residencias, en distintos barrios, dentro de lo factible al menos); fomentar la responsabilidad, ofrecer servicios adicionales que faciliten la integración social a la vez que reduzcan la carga económica sobre la administración (por ejemplo, organizando un servicio de recogida de comida sobrante de los supermercados o entre donantes particulares).

En definitiva, lo de evitar un suelo de precios de acceso a la vivienda (alquileres muy altos) debe tratar de evitarse por distintos medios, técnicos, fiscales y administrativos (prohibiendo la especulación o, en concreto, que un mismo propietario tenga varios inmuebles vacíos por no querer bajar el precio de la renta), pues la vivienda es un derecho, no un privilegio.

Con un mercado inmobiliario de precios realistas y más flexibles a la baja, muchos no hubieran llegado a saber lo que se siente siendo un sin-techo.

En cuando a la mendicidad profesional y organizada, evitarla será relativamente fácil y moralmente asumible si se evita que nadie se encuentre en la situación de no tener otra opción.


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