Los imprevisibles futuros del taxi


Taxistas en peligro de extinción
Alberto Montiel

Posiblemente los taxis, tal como los conocemos hoy, tengan los días contados. No se trata sólo de que las tecnologías combinadas del smartphone y el GPS  haya propiciado la aparición de nuevas opciones de transporte; aún aparecerán en breve otras variantes de uso compartido más imaginativas y eficientes, además de algunas tecnologías disruptivas. La verdadera amenaza al taxi (al taxista, en realidad) no viene tanto de las compañías de alquiler de vehículos con conductor, sino de algo mucho más grande, que está afectando ya a muchas otras profesiones y llegará a afectar a un gran número de ellas: la automatización avanzada (basada en inteligencia artificial), que permitirá -entre otras innovaciones- el desarrollo de los vehículos autónomos, es decir, sin conductor. Pero eso aún llevará algunos años -más bien pocos-; sin embargo, la caótica gestión de las licencias de taxi, que ha llevado a que se conviertan en una forma de especulación similar a la inmobiliaria, puede acabar prematuramente con la carrera de más de un taxista.



La idiosincrasia del taxi
El taxi es un servicio -público- que ofrece un transporte privado a quien no pueda -o quiera- usar medios de transporte colectivo, normalmente dentro de las grandes ciudades y por necesidades ocasionales, pero también porque quieran desplazarse cómodamente en la última distancia, o por la ventaja de poder llevar consigo un voluminoso equipaje desde un aeropuerto o estación hasta la puerta de un hotel o vivienda.
Suele ser un medio de transporte más o menos común en las más grandes ciudades, en función de una combinación de condicionantes: cuanto peores sean las alternativas de transporte urbano, es decir, en países menos desarrollados o al menos con unos servicios públicos más deficientes o masificados, el número de taxis (en relación a la población) puede ser superior que en otros con un eficiente y rápido sistema de transporte público colectivo. A la vez, unas tarifas económicas y una estandarización a un buen nivel de la calidad del servicio, harán que la demanda sea mayor. Sin embargo, no solo la demanda depende -normalmente- de unas tarifas impuestas por la administración pública, sino también las licencias están limitadas a las dispuestas oficialmente.

Evolución de la automatización
Los taxis cuentan ya con un siglo de historia, desde que a principios del siglo XX se pusieron en marcha los primeros taxímetros (los aparatos que miden la “tasa” -tax- a pagar por el viaje) en los vehículos de las primeras compañías de coches de alquiler con conductor por trayectos, o “taxis”.
Como muchas otras veces, por no decir casi siempre, la tecnología originó el auge de esta nueva profesión. Y también la tecnología acababa con ellas llegado el momento.
En las primeras décadas del siglo XX, además de los taxis de las grandes ciudades, se hizo relativamente común ver ascensoristas, que no eran un lujo, algo así como un mayordomo que da los buenos día y te abre la puerta del ascensor, sino una necesidad real y concreta, dada la complejidad de los primitivos ascensores, que requerían de cierta destreza en el manejo de las palancas de freno y subida-bajada. Con la llegada de ascensores progresivamente más automáticos la figura del ascensorista pasaría paulatinamente a convertirse en algo cada vez más superfluo. Algo parecido pasó con las operadoras de centralita telefónica, que tenían que conectar las llamadas (y conferencias) antes de que las centralitas fueran completamente “automáticas”. En las gasolineras hemos visto, en muy pocos años, cómo ha ido desapareciendo el personal; primero fueron los “mozos” del surtidor y nos acostumbramos a llenar el depósito para no tener que esperar; después ocurrió lo mismo con el pago. Hoy es muy frecuente repostar en gasolineras sin personal, o si acaso, una sola persona (durante el día). También empezamos a asistir al mismo proceso “simplificador” en las cajas de los supermercados y grandes tiendas en general, que poco a poco están imponiendo un procedimiento de pago automatizado. Algo similar ocurrió con los cajeros de los bancos, pues todos nos hemos acostumbrado ya a los cajeros automáticos, y ya están desapareciendo muchas oficinas bancarias, pues la mayoría de operaciones más habituales pueden realizarse online. Muchas tiendas minoristas, como las de material informático o tiendas de electrónica, están quedando limitadas a las más grandes, en las que hay una mayor cantidad de opciones y el público puede ver y probar los equipos. En general, cada vez será más frecuente comprar online casi todo tipo de objetos, salvo, quizá de momento los alimenticios y de higiene, de consumo más habitual.
En el campo de la logística se están produciendo grandes cambios también dentro de los almacenes, no sólo en el transporte y distribución. Los carretilleros o operadores de transpalet podrían llegar a ser un pequeño grupo cuando en la mayoría de grandes almacenes se empleen sistemas completamente automatizados. En el otro extremo de la logística, los vehículos autónomos y drones de reparto podrían acabar haciendo una buena parte del trabajo que actualmente realizan personas.

Otros profesionales solían ir acompañados y hoy la tecnología está sustituyendo al ayudante (aunque a veces es un pretexto para reducir costes). Es el caso de los patrulleros de policía, los mecánicos de vuelo (que desaparecieron de los aviones) y los ayudantes en general. Con la progresiva automatización podrían tender a desaparecer también otras funciones como los conductores de apoyo en rutas largas (tanto en camiones como en autocares), o incluso la de los copilotos de los vuelos de transporte de mercancías.
En general, si bien otras profesiones aún se mantendrán vigentes, verán drásticamente menguado el número de profesionales, pues la automatización permitirá sacar el máximo rendimiento de cada trabajador..

Este cambio se ha experimentado intensamente en las tres últimas décadas en la ingeniería de procesos, que ha automatizado a un nivel asombroso plantas químicas, farmacéuticas, refinerías, centrales de energía, de proceso de alimentos, etc, aplicando un nivel intenso de robotización en la fabricación de electrodomésticos y automóviles. Hace 30 años estas plantas y fábricas requerían un número considerablemente mayor de operarios de campo, capataces, panelistas, instrumentistas, mecanicos, electricistas, ingenieros, delineantes, técnicos de laboratorio, químicos, etc. Actualmente algunas de estas profesiones prácticamente están desapareciendo, o se requiere solo una fracción de los trabajadores empleados hace tres décadas. Normalmente eran oficios bien remunerados y con relativamente buenas condiciones de trabajo. Los -pocos- que quedan no suelen -en general- aspirar a las condiciones económicas de la generación de sus padres o abuelos.

La progresiva mecanización de la conducción
Cabe imaginar que con el desarrollo de la conducción autónoma la labor del taxista se volverá progresivamente más cómoda, para, en algún momento, pasar a ser cada vez más superflua.
Observemos los cambios que se han ido produciendo ya:
A la innovaciones más “primitivas”, como fueron en su día el arranque eléctrico, los servofrenos o la dirección asistida (que ampliaron el “rango” de los conductores de camiones más allá de forzudos y gente especialmente fornida) o el cierre centralizado, se han sumado en los últimos años otras muchas, cada vez más sofisticados y espectaculares; como los navegadores GPS, que facilitan la orientación por la ciudad hasta el punto de que un foráneo podría guiarse por ella desde el primer día en la ciudad (como más de un taxista de Londres o Nueva York); o los vehículos equipados con sistema de navegación, y cada vez más, ayuda a la conducción. Ya es muy común que puedan frenar por el conductor ante un despiste, mantener el coche en un arranque en pendiente, además de que no requieran embragar o cambiar de marchas, pueden incluso aparcar o ayudar a aparcar. No es difícil imaginar que pronto puedan recorrer las rutas autónomamente, por lo que la labor del conductor será solo la de supervisar... hasta que se compruebe que hay muy poco por supervisar. En cuanto a subir las maletas, la mayoría de los usuarios no mostrarán disgusto si ello supone un considerable ahorro frente a la opción “tradicional”. Por cierto, es imaginable que muy pronto la inteligencia artificial pueda dar conversación, comentando las últimas novedades, y quién sabe si incluso en un ligero tono de humor (si bien esto será algo más difícil de imitar).
¿Creen que todo esto es ciencia ficción? ¿Que opinan sus padres (o abuelos) del navegador con voz artificial? ¿Y de las aplicaciones de asistencia personal del smartphone?

Los taxi-voladores
Puestos a hacer algo de ficción (esta vez, sí), imaginemos que fuera posible que en algunos años lo de “rodar sobre el asfalto” fuera considerado un medio de locomoción primitivo y anticuado; lo normal sería volar, si de verdad se quiere llegar rápido a destino, también por dentro de la ciudad. Suena a locura total ¿no? Bueno, pues quizá estemos un poco más cerca de lo que creamos. La diferencia con los taxis voladores del cine de ciencia ficción es que no estarían pilotados por un hábil taxista-piloto sino que se trataría de vehículos autónomos, para evitar así fatales accidentes por error humano.

Ver más en: Viajar por la tercera dimensión

Otra fórmula-tecnología de “taxis” sin conductor
A las amenazas de la burbuja de las licencias, la competencia de nuevas opciones de alquiler de vehículos con conductor, el transporte público gratuito o los vehículos autónomos, se sumaría otra con visos de poder ser el golpe de gracia, con el potencial de hacer de la de los taxistas otra profesión tan rara como la de ascensorista; se trata de un medio de transporte que también aparece por la evolución tecnológica (y en particular, de la automatización). Es una evolución y combinación de conceptos que ha dado lugar a un sistema de transporte moderno, rápido, eficiente, de uso privado y a la carta, casi puerta a puerta, además de tan barato como un billete de bus -y sin padecer atascos-: se les ha bautizado como PRT (Personal Rapid Transit) y los diseños más actuales suelen ser de tipo suspendido, similar a un teleférico pero por raíl en lugar de cable, mucho más rápido y con la posibilidad de escoger una ruta -sin paradas- que deje al  pasajero muy cerca de su destino exacto. Pueden combinar el transporte por ciudad con el interurbano.
En el momento que en los aeropuertos y estaciones de tren se dispusiera de este tipo de transporte la demanda de desplazamientos en taxi sufriría una considerable caída.

El gran potencial de la idea BlaBlaCar LInes
Tal como explica la página web de BlaBlaCar
“BlaBlaCar está lanzando la versión beta de BlaBlaLines en Android y en dos rutas francesas de alrededor de 50 km. Igual que BlablaCar, ésta también es una fórmula diseñada para reducir costos, al tiempo que reduce la huella ambiental de los automóviles y alivia la congestión. Pero en este caso está dirigida a satisfacer las necesidades específicas de viajes más cortos y regulares”.
Según Frédéric Mazzella, fundador de BlaBlaCar: "La misión de BlaBlaCar es optimizar el uso de los millones de automóviles con asientos vacíos en la carretera . Nuestra plataforma fue diseñada para viajes de larga distancia, pero estamos viendo un aumento constante en los viajes de corta distancia ofrecidos en BlaBlaCar. Por lo tanto, era natural crear una solución que satisfaga esas necesidades específicamente, superar los obstáculos actuales para el uso compartido de vehículos a corta distancia y desarrollar su uso a escala ".

Ver más en: https://www.blablacar.com/newsroom/news-list/blablalines

El transporte público gratis
En los últimos meses hemos oído y leído acerca de esta sorprendente propuesta de ofrecer transporte público gratuito como fórmula para reducir la congestión y contaminación de las ciudades. Ya existen precedentes, de relativo éxito, como es el caso de Tallín, la capital de Estonia. Sin embargo, aunque creamos que normalmente los productos y servicios gratuitos adolecen de una calidad mediocre, por lo que cabría imaginar que el impacto sobre el uso del taxi será muy moderado, ahí está el caso de Google (y otros) que desmienten la norma.
Ver más en: https://eidonxplorer.blogspot.com/2018/07/por-que-el-transporte-publico-no.html

El comercio online... y el ocio online
¿Que puede amenazar más el transporte urbano que la drástica reducción de las necesidades de transporte? Otra vez los más recientes avances tecnológicos aportan soluciones como la telepresencia 3D, que aporta una experiencia que puede sustituir reuniones presenciales, presentaciones, incluso -potencialmente- encuentros sociales de diversas categorías.


Parece claro que la historia del taxi ha entrado en su curva de declive, aparentemente agotadas las posibilidades de su “madurez” tecnológica, pero eso no significa que los taxistas vayan a desaparecer de las ciudades de forma acelerada y traumática

¿Que opciones podrían considerarse para mejorar las opciones de los taxistas?
Jugando a hacer un poco de brainstorming, se me ocurrieron algunas ideas, entre las cuales algunas ya habrán sido puestas en práctica

Adaptarse a las nuevas tecnologías, mediante aplicaciones que integren su servicio al de otros servicios de alquiler de vehículos con conductor.
Competir; exigir a las administraciones públicas más flexibilidad.
“Abrir” el mercado de licencias para evitar la especulación. Crear un fondo común gremial para afrontar jubilaciones y desempleo.
Volverse más “competitivos”, ofreciendo un servicio adecuado, (sería positivo y conveniente hablar algo de inglés, como lengua secundaria).
Trabajar menos horas, en lugar de más, y compartir los vehículos. En lugar de competir todos contra todos, mejorar colectivamente las expectativas.
No invertir nunca en licencias de precios inflados.
Crear cooperativas.
Invertir en la creación o mejora de aplicaciones que hagan más eficiente el servicio, de modo que sea más competitivo que los servicios similares. (ahorrando distancias y tiempos muertos, además de evitar el tráfico más denso, por ejemplo).
Ofrecer a los clientes compartir la ruta. https://www.ntaxiapp.com/
Sustituir algunos taxi por furgonetas para realizar rutas determinadas, como un servicio a medio camino entre el bus y el taxi convencional.
Diseñar un servicio Low Cost; mediante cambios estratégicos.
Facilitar la intermodalidad, instalando portabicicletas y permitiendo subir en el maletero patinetes eléctricos o bicis plegables.
Considerar una estrategia de integración con compañías de buses interurbanos, de modo que en lugar de que los autobuses deban entrar al centro de las ciudades, los taxis distribuyan pasajeros desde la periferia -a bajo coste- por distintas zonas de la ciudad. Para ello son más útiles los taxis tipo furgoneta.
¿Privatización?
Como cooperativas, invertir en los taxis autónomos, gestionando la transición.
  En lugar de financiar licencias a título personal, financiar colectivamente vehículos autónomos y eléctricos (como cooperativas). Los taxis autónomos (sin conductor) podrían contribuir al pago de las pensiones privadas de los que tengan que prejubilarse.

Buscar y formarse en otras alternativas profesionales, de forma colectiva, relacionadas con el transporte, como tareas de mantenimiento de vehículos eléctricos, formación (inglés y trato con el público, p.e.), etc.

Abrirse a distancias más largas, haciéndolas más competitivas, quizá con convoyes de varios taxis-furgoneta, que pueden así llenarse al máximo de la capacidad. Un viaje de 120 € entre 6 pasajeros sale a solo 20 euros, pudiendo competir incluso con el bus y el tren, pues se trata de un viaje casi puerta a puerta. Aunque la idea de combinar taxi compartido y bus podría ser una buena idea, pues el taxi es más interesante en desplazamientos urbanos.


Otra opción sería considerar variantes e innovaciones que se diferencien de lo convencional, como pueden ser mini-taxis triciclos, pequeños vehículos eléctricos, o -incluso- Rickshaws híbridos (para centros urbanos).
Esta clase de vehículos puede ser ideal para el centro urbano, o incluso los únicos vehículos admisibles allí, pero -por si ésto fuera poco- se ha de velorar que su coste más bajo (de adquisición, pero sobre todo de mantenimiento) en relación a los automóviles convencionales o híbridos grandes, supondría un beneficio adicional en los ingresos netos de los taxistas.

Conclusión
En un plazo no mucho más allá de 10 años, las calles de algunas grandes ciudades muy probablemente habrán dejado de ofrecer la típica estampa de vehículos amarillos (o negros o blancos) de los numerosos taxis. En muchas ciudades se iniciará una importante transformación incluso antes. No se trata de una competencia entre taxistas y vehículos VTC, sino algo más grande que acabará cambiando radicalmente el panorama del transporte, afectando a los conductores de ambos “sectores” casi por igual. Sin embargo, los gremios de taxistas, cuyos miembros son los principales interesados, deben empezar a considerar desde hoy mismo si quieren evitar una acentuada y prematura precarización de sus condiciones de trabajo, ingresos y futuras jubilaciones.


Otos enlaces de interés:

https://cabify.com/en

https://ie.mytaxi.com/welcome

https://www.careem.com/en-ae/

https://www.lyft.com/

https://www.grab.com/sg/

https://www.uber.com/

http://www.easytaxi.com/

http://taxiexplorerapp.com/

https://www.blablalines.com/

https://www.priceoftravel.com/555/world-taxi-prices-what-a-3-kilometer-ride-costs-in-72-big-cities/

https://www.motorpasion.com/industria/lo-bueno-lo-feo-y-lo-malo-de-ser-un-conductor-de-servicios-como-uber-o-cabify

https://www.abc.es/economia/abci-coste-licencias-uber-triplica-hasta-35000-euros-solo-tres-meses-201606132123_noticia.html




Comentarios