La Bolsa o la Vida, 30 años después

En la portada del libro La bolsa o la vida. Cómo dejar de ser un esclavo del dinero y mejorar la calidad de vida, se lee: Tras el fracaso del yuppismo, un nuevo movimiento recorre Estados Unidos de costa a costa, el downshifting. La primera edición fue en 1992. Mucho han cambiado las cosas en estos 30 últimos años, pero el fondo de la cuestión está tan de actualidad como entonces.

Hacer carrera, de resistencia o de ratas

El fondo de la cuestión podría ser la resistencia instintiva a dejarse la piel en lo que se define como una carrera de ratas, que es el “juego” de ajustarse a unas reglas determinadas para correr sin pausa tras la promesa del premio -cada vez más inaccesible- de la felicidad mediante consumo y prosperidad económica, o al menos una “estabilidad laboral” recompensada finalmente  -si se llega a la meta- con una plácida jubilación con acceso a pequeñas comodidades, si se logran sortear otros peligros, claro (y si para entonces aún hay ingresos suficientes para pagar pensiones).



Hay un problema con el juego; en realidad unos cuantos problemas 

En primer lugar, para ganarse ese esquivo premio se ha de sacrificar mucho, a veces demasiado. Posiblemente aceptar un empleo completamente insatisfactorio, que no aporta nada en lo personal -y probablemente tampoco compense económicamente-, pero que se ha de agradecer porque es una “lotería” tener empleo en estos tiempos- (esto daría para un post aparte). 


Como explicaban en el libro de Joe Dominguez y Vicky Robin, el salario se paga literalmente con la vida, o más precisamente, con tiempo de vida (que proponen calcular meticulosamente para ser conscientes de ello).

Por si quedaran dudas, la etimología de trabajo procede de tripalium, un instrumento de tortura compuesto de tres palos. Y salario de salarium, o paga con sal que recibían los legionarios romanos, cuya vida no era exactamente cómoda. 

Otro problema es que no es fácil ahorrar con una nómina mediana o baja, por la carestía de vida, la inflación, etc.


La Jubilación ya no promete tanto júbilo... ni la SS podrá con tanto jubilado

Otro escollo, no menor, es que las jubilaciones peligran, dado que la Seguridad Social está basada en el concepto de la solidaridad intergeneracional (los más jóvenes -o relativamente jóvenes- mantendrán a los mayores - los que lleguen a la edad marcada en cada legislatura) algo solo viable con una pirámide de edades y una economía como la de hace 30 años pero imposible con la situación que tenemos casi encima, cada vez más cerca de una pirámide invertida y una situación de crecimiento cero o negativo (otro original concepto de la neo-economía) ya como situación constante. 

Digamos que los gobiernos aplican una estrategia de esquema Ponzi que en lo fundamental no difiere mucho con las prácticas financieras del famoso inversor-estafador Bernard Madoff (fallecido el año pasado). El tinglado se mantiene en pie mientras vayan incorporándose más “clientes” cada vez. Sin embargo, los expertos de los gobiernos no ven nada alarmante en esto, o si lo ven se callan.



La propuesta original del downshifting

Hace 30 años, en los Estados Unidos, tuvieron una época de economía desaforada y yuppies que hacía factible -para algunos, al menos- llegar a ahorrar lo suficiente para retirarse aún jóvenes, para vivir de los intereses - dividendos de ese ahorro. Esta es la tesis -o la propuesta- del libro La bolsa o la vida.

Pero hoy día es muy complicado retirarse tan joven, y más aún en España (a menos que hayas trabajado para Telefónica y te jubiles a los 48) . Es muy improbable poder “retirarse” aún joven y vivir de los ahorros,  no tanto porque los salarios hayan menguado en relación al coste de la vida y por tanto sea más que complicado ahorrar lo suficiente, sino -sobre todo- porque los intereses del capital no son lo que eran, ni los dividendos de las acciones -cuando los hay-, ni los rendimientos de la inversión en bienes raíces ,etc. (ah!, y del Bitcoin mejor ni hablamos).  Por si todo esto fuera poco, al ahorrar a largo plazo se pierde dinero porque la inflación se lo come, literalmente.


Sin embargo han surgido otras tendencias y posibles opciones; entre estas, otros ingresos pasivos, negocios online que propician un nomadismo digital, etc.


La simplicidad voluntaria como filosofía de vida y algo más

La clave, ante todo, estaría en lograr hacer realidad un estilo de vida frugal, quizá mediante otras estrategias como simplicidad, minimalismo, downshifting, etc.

Es -aún- posible plantearse una vida simple y frugal pero agradable y divertida, a la vez que ser mucho más libre que ganándose el “derecho a vivir” mediante un salario “seguro” y la promesa de una jubilación feliz (que cada día peligra más).


Pero no es necesario ser un youtuber de gran éxito para lograrlo, de hecho la clave está más en lograr una vida sencilla y frugal que en conseguir más ingresos adicionales


Diógenes pidiéndo a Alejandro Magno que se aparte a un lado, pues le daba sombra


Este relato acerca del filósofo Diógenes de Sinope, de hace 2400 años, nos puede dar una pista del Quid de la cuestión:


Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filósofo que vivía con lujo adulando al rey Alejandro Magno y le dijo:

- Mira, si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas

Diógenes le contestó:

- Si tú aprendieras a comer lentejas, no tendrías que degradarte adulando al rey


Para vivir una vida libre, puede ser muy útil -por no decir necesario- reducir todo lo posible los gastos superfluos, eliminando primero todo lo dañino (que suele ser además un gran gasto): adicciones-vicios como alcohol, tabaco, juegos de azar, lujo, moda de marcas, fast-food y precocinados, dulces, etc.  Aunque tampoco es necesario llegar al extremo de Diógenes de vivir en un barril y comer solo lentejas

Por cierto, para los varones seguidores del movimiento MGTOW (men going their own way), el summum de la frugalidad parece ser renunciar a tener una relación afectiva con mujeres, a las que consideran explotadoras económicas. Es cierto que indirectamente puede salir muy caro, incluso extremadamente caro si consideramos el destrozo potencial de un “buen” divorcio.  La crisis y la estimulada guerra de sexos podría estar impulsando un estado de cosas que da lugar a tendencias como esa bizarra actitud de los MGTOW. Todo se está volviendo muy raro.


Experimentar en lugar de poseer

Pero, ¿es cierto que se podría vivir mejor con un estilo de vida que renunciara a las propiedades a la vieja usanza? ¿Es imprescindible tener en propiedad cosas que no usamos más que ocasionalmente? Por ejemplo, no solo muchas personas podrían prescindir de tener un vehículo en propiedad exclusiva, sino que podría experimentarse como una liberación además de suponer un enorme ahorro.


Por otra parte, cabe plantearse si pronto serán preferibles activos flexibles en lugar de bienes raíces convencionales, sobre los que se cargan cada vez más impuestos, son caros de mantener, sometidos a grandes fluctuaciones, etc.


 Y otra vez la coyuntura demográfica podría explicar ciertas tendencias. En Japón, por poner un ejemplo de economía cuya población adelanta un previsible escenario en otros países de Europa, muchas propiedades se venden a precios ridículamente bajos, e incluso se regalan (y hasta se llega a pagar para deshacerse de ellas).

Por qué Japón está regalando casas vacías - BBC News Mundo

  

La era del acceso

Con su libro La era del acceso, Jeremy Rifkin adelantaba -una vez más- un cambio que se produciría con mayor intensidad algunos años o décadas después.

Cada día es más frecuente el alquiler, o fórmulas alternativas y más flexibles que la propiedad, tanto para viviendas y vehículos como para muchos otros bienes y servicios.


Y de la economía compartida

Además de compartir temporalmente, también se comparten simultáneamente.

Se comparten cosas tan variadas como: alojamiento (co-living, cohousing, etc.), vehículos y transporte (carsharing, carpooling, etc.), espacios de trabajo (coworking), huertos urbanos, suscripciones, herramientas, espacio de almacenamiento, artículos deportivos, e incluso empleos (job sharing)


Simplicidad tecnológica

Por otro lado, se empieza a consolidar una cierta rebeldía ante el consumismo y la obsolescencia (programada y percibida)

Un curioso ejemplo de esta actitud es el downsizing de los móviles smartphones a los flip phones simples propios de hace una década, lo cual es una tendencia ejemplar de downshifting tecnológico (y desintoxicación de redes sociales).


La tecnología vintage está tomando el control, comenzando con los teléfonos plegables


Estos baratos teléfonos móviles (los hay por unos 20 €) permiten a sus usuarios (de momento fundamentalmente jóvenes de la generación Z) liberarse de modas, costes prescindibles y -como no- dependencias de las redes sociales y chats esclavizantes, además de la ventaja de un móvil con teclado cuya batería dura una semana o más, etc. , todo lo cual es un descubrimiento para muchos de estos genZ. Los "menos jóvenes" ya lo decíamos: “vamos patrás”.


https://nypost.com/2018/12/05/generation-z-is-scrapping-smartphones-for-flip-phones/


Mejor usado que nuevo

Otra tendencia en auge es la compraventa de artículos de segunda mano, ahora facilitada por aplicaciones y páginas web que lo hacen cada vez más fácil. Se vende ropa, complementos de moda, herramientas, muebles, artículos deportivos, libros, accesorios de hogar… y mucho más. Lo usado, además de barato - y a veces también más in, original y exclusivo- tiene una importante característica: la energía cautiva, incorporada a su fabricación, está ya “amortizada”. Este es precisamente otro escollo de los "tan eficientes” vehículos eléctricos “de cero emisiones“, cuando incorporan una energía cautiva bastante elevada no solo por la fabricación del vehículo nuevo sino en concreto de su componente estrella, las baterías.


El crecimiento perpetuo es tan imposible como las máquinas de movimiento perpetuo

Se dificulta de forma aparentemente intencionada la viabilidad de opciones alternativas que serían muchísimo más efectivas contra todos los problemas que supuestamente quieren atajarse.

Las publicitadas medidas en nombre de las grandes instituciones europeas o mundiales son no solo poco efectivas sino muchas veces contraproducentes. Los ODS suenan muy bonitos, cierto, pero tras su enumeración hay también algo de hipocresía y grandes contradicciones



Se pretende la cuadratura del círculo cuando se nos vende (la moto de) la sostenibilidad a través del crecimiento (aunque sea -esta vez- con “nuevas e innovadoras tecnologías''). Sencillamente no es posible, pero nadie quiere decirle al emperador que va desnudo, aunque sea más que evidente.

Los problemas energéticos y medioambientales no se resolverán únicamente con energías limpias (que ya incluyen la nuclear), ni con hidrógeno, ni fusión nuclear.


Más allá de ahorrar energía y ser más eficientes, debería consumirse más inteligente y responsablemente (algo que no depende tanto de los individuos como de las instituciones).

El decrecimiento debería ser la moda, la gran tendencia, el objetivo mayor

Lo demás es -sobre todo- solo un eficaz marketing

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