Cómo reverdecer, rentabilizar y aprovechar el espacio público

 
Las ciudades de los países en vías de desarrollo se diferencian de las de los países más ricos en varios detalles más o menos evidentes, pero hay un aspecto visible aún cuando abundan modernos edificios de cristal y acero: la escasez de zonas verdes y espacio público bien diseñado
Quizá es escaso porque se considera costoso de construir y mantener en relación a los no tan visibles beneficios; sin embargo existe una opción muy económica y que redundaría en múltiples beneficios sociales
 
Incluso en la mayoría de ciudades de los países más desarrollados la superficie de zonas verdes es aún baja. Se considera que la cifra que marca un limite entre lo adecuado y lo insuficiente ronda los 20 metros cuadrados por habitante, pero incluso en Catalunya solo un 60% de ciudades superan esta cifra, que en países de Hispanoamérica es en general bastante más baja

Pero ¿no será que no hay espacio suficiente para ir más allá de esas cifras?
Bueno, pues en realidad sí - y de sobra-. Mientras algunos municipios anuncian satisfechos sus planes de aumentar la superficie de zona verde en 1 ó 2 metros cuadrados por habitante, parece que olvidamos que cada vehículo estacionado en la calle ocupa de media unos 14 m2 (y hay muchos vehículos así). 
Contando que en España hay 1 vehículo por cada 2 personas y que de estos un 70% "duerme" en la calle, nos daría un 35% o aproximadamente un vehículo por cada tres habitantes, es decir que cada vehículo estacionado en la ciudad le "quita" 5 m2 a cada uno de sus habitantes, que en algunas ciudades es más de lo que les toca de zona verde


Pero esto solo es el espacio de aparcamiento; aún mayor es el espacio vial necesario para la circulación, aparte de lo directamente cubierto por asfalto o cemento se han de contar espacios inaccesibles o inutilizables por estar rodeados por estos viales, tales como las rotondas y medianas de carreteras, entre otros

Se ha calculado que sumando aparcamiento y viales entre un 65 y un 70 % del espacio público de las ciudades se destina al uso de los vehículos motorizados. Muchísimo más que el destinado a zonas "verdes", que a veces ni son realmente verdes

"Hemos ocupado el 70% del espacio de las ciudades para aparcar o circular”


¿Cuáles son las consecuencias de este desajuste entre las necesidades mayoritarias y más vitales y las más sustituibles de una minoría, que a menudo ni vive en la ciudad?
El claro predominio de asfalto y cemento frente a la escasez de espacios públicos peatonales y zonas verdes es en cierta medida responsable de una larga lista de efectos negativos:
 Ruido, contaminación, mayores niveles de estrés, dificultad para caminar o practicar deportes al aire libre, peligro para el juego infantil, mayor riesgo de atropellos, efecto isla de calor, mayor exposición a riesgos de inundaciones, e incluso -indirectamente- como se ha apuntado ya en este blog, aumento de los índices de depresión y violencia.
Los bosques urbanos –masas vegetales en nuestras calles, plazas y edificios– no solo mejoran la calidad del aire secuestrando CO2, sino que su sombra es esencial para combatir la subida de las temperaturas Iñaki Alday, para el diario El País

Ya sabemos que se han de aumentar decididamente las zonas verdes y espacio público. También sabemos que hay espacio disponible y de dónde podría conseguirse más. Ahora centraré el post en uno de los mejores usos que puede y debería darse a una fracción de ese espacio y los efectos de hacerlo ordenadamente, con una estrategia



Para lograr todos los beneficios mencionados y algunos más que comentaré a continuación puede recuperarse el uso de espacios abandonados y fincas desaprovechadas, lo cual beneficiaría igualmente a sus propietarios.
Los vergeles, jardines comestibles y huertos, categorías difusas e intercambiables, son posibles usos de estos jardines o huertos comunitarios, que presentan claros beneficios para sus usuarios pero también para los ciudadanos que jamás entren en uno -porque no quieran- que se beneficiarán de mejor calidad del aire, temperaturas más suaves, la belleza de la vegetación y -quizá- nuevas opciones de alimentos frescos ecológicos y saludables, asequibles y de Km0.
Los que además de consumir trabajen los huertos se beneficiarán por partida doble al constituir un buen ejercicio aeróbico válido para todas las edades

El cuidado comunitario de los huertos también fomenta la colaboración y la responsabilidad


Ver Proyecto Huertos Compartidos



Pero algunas personas se preguntan si la productividad real de huertos tan pequeños no será apenas notoria, ya que se nos ha contado mucho sobre las ventajas de la agricultura industrial en cuanto al aumento de la productividad.

Lo cierto es que depende de los cultivos, pero en un huerto comunitario o huerto urbano no se van a plantar cereales, por poner un ejemplo de cultivo de grandes fincas, muy intensivos en maquinaria sofisticada y costosa, sino hortalizas de hojas, bulbo o raíz, legumbres, setos y pequeños frutales, etc.


Pero además; Los alimentos cultivados en fincas más grandes son menos diversos y nutritivos alimentos-cultivados-fincas-grandes-diversos-nutritivos/ Los alimentos cultivados en fincas grandes en general son menos seguros (seguridad alimentaria y económica, por fluctuaciones de precios), más proclives a plagas, más intensivos en maquinaria y fertilizantes sintéticos, además de que suelen ser menos productivos.

Un huerto pequeño produce de media un 50% más, al margen de la calidad, muy superior en nutrientes.



Sin embargo, se ha de cuidar que los huertos comunitarios no usen productos sintéticos como fertilizantes no orgánicos o pesticidas.

Además es importante que los terrenos no se hallen demasiado cerca de carreteras muy transitadas, dada la contaminación de los tubos de escape de los vehículos a motor.


Recordemos que un terreno no es un huerto; para llegar a serlo necesita un proceso de transformación; lograr la recuperación del Suelo, hasta tener lo que llamamos tierra fértil, requiere cierto tiempo.

El huerto requerirá preparación, organización, un plan a medio y largo plazo, e incluso -mejor aún- una visión


Para potenciar la fertilidad del suelo se dispone hoy día de abundante información relativa a sistemas de cultivo como el bio-intensivo o la agricultura regenerativa. Ambas propuestas de cultivo promueven potenciar la salud del suelo sin usar productos sintéticos

Una particularidad de los suelos más fértiles y saludables es que son capaces de retener una gran cantidad de carbono, con lo cual se convierten en sumideros naturales de CO2



Más información:


DEL POTAGER DU ROI A LOS HUERTOS URBANOS - Jardines sin Fronteras





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