El problema de fondo del agua


En las últimas semanas he reflexionado intensamente (bueno, bastante al menos) acerca de la crisis del agua, la sequía y las soluciones tecnológicas y estratégicas para enfrentarse a ello. Cuando uno dedica suficiente tiempo a pensar, si luego se relaja y deja de esforzarse en comprender, suele obtenerse alguna respuesta espontánea e inesperada (con algo de suerte). En este caso la respuesta podría incluirse en la categoría de estamos totalmente confundidos con los "análisis" acerca del problema: una vez más, emplear abusivamente la tecnología y la eficiencia serán contraproducentes a largo plazo, y -otra vez- las soluciones más simples no tienen "padrinos" solventes porque los beneficios económicos que genera se repartirían entre todos y no enriquecerían a nadie en particular, por lo que no se da un incentivo que movilice la "maquinaria económica" hacia el bien común. El problema no está bien definido, es decir, no son tanto las sequías como la superpoblación, el derroche y la desigual distribución del agua (precipitaciones, ríos, glaciares y lagos); además de la falta de sabiduría colectiva.

Condiciones naturales extraordinarias

La lluvia es un fenómeno meteorológico mucho más complejo de lo que la mayoría cree. Más allá de una simple acumulación de vapor y posterior condensación, la formación de nubes a partir del vapor de agua incumbe mecanismos que aún no se acaban de comprender. Desde hace algún tiempo se sabe que que las moléculas de agua se agrupan en torno a ciertas micropartículas (aerosoles) que flotan en el aire (cristales de sal marina, polvo, cenizas, esporas...), lo que explica que sea en los océanos y las grandes selvas donde las precipitaciones son más abundantes (por los cristales de sal y el polen respectivamente). Se sospecha que en la aglutinación alredeor de estos núcleos de condensación podrían influir factores tan complejos -y exóticos- como la radiación cósmica, pero eso es algo que no está tampoco demostrado del todo, Es decir, que lo relacionado con la lluvia no se comprende completamene ni a nivel micro ni macro.


Incertidumbre

Pese a la ilusión de conocimiento creada por los pronósticos metereológicos, no sabemos exactamente cuando y cuánto va a llover (y eso apenas a un par de días a la vista) por lo que normalmente ha sido necesario solventar esa incertidumbre, ya sea acumulando grandes cantidades de agua, perforar pozos, realizar canales, represas, etc.. Pero hemos llegado a un nivel de consumo y derroche tal que todo eso ya eso es poco y parece que necesitemos convertir el agua salada del mar en agua dulce o transformar la humedad atmosférica en agua aprovechable. Sin embargo, estos sistemas, válidos para "pequeñas" cantidades de agua, son demasiado costosos para servir para la agricultura (y menos aún para alimentar la ganadería*). Por ello, buscando intervenir del modo más económico posible, desde hace unos 60 años también se está tratando de influir en el desarrollo de las nubes, creando unas condiciones más propicias a la precipitación, "sembrando" las nubes, empleando yoduro de plata, hielo seco, o materiales higroscópicos como sal común (e incluso cemento).
* la producción de un kg de carne de vacuno precisa de 15000 litros de agua; una sola hamburguesa serían 2400 litros


Los precedentes

La humanidad se ha llevado mal con la incertidumbre. Cuando las lluvias se retrasaban los cultivos se resentían, pudiendo perderse las cosechas si no llegaban a tiempo (lo cual explicaría el poder del imperio egipcio, que aprendió a anticiparse a las crecidas del Nilo).
Ante la imprevisibilidad del vital fenómeno metereológico, chamanes, brujos y clanes específicos desarrollaron ceremonias para mover las fuerzas sobrenaturales en favor de una precipitación más inmediata. Conforme la magia y la religión fueron dando paso a la ciencia y la tecnología, las danzas de la lluvia y las oraciones fueron sustituidas por métodos más científicos, al principio aún algo esotéricos.


Hoy aún existe controversia acerca de la efectividad de las técnicas científicas usadas. Por otra parte, es un hecho que la nieve se ha logrado reproducir con una efectividad tal que ya muchas pistas de esquí no funcionarían sin los cañones de nieve artificial. Sin embargo, otra vez la cuestión crítica es la rentabilidad de la tecnología, pues no es lo mismo vender lechugas u otros vegetales con un reducido valor añadido, que tickets de pista de esquí, un servicio esnob y exclusivo, con poca competencia y curva de demanda bastante inelástica; es decir, que los clientes están dispuestos a pagar precios bastante altos, que justificarían que la nieve sea artificial. Y por supuesto, tampoco es lo mismo "disparar" nieve que facilitar la creación de una nube gigantesca, que además se ha de precipitar de un modo no torrencial, y ser un proceso suficientemente controlable y económico.


El intento de "maquinizar" la naturaleza, 

Ingenuamente, el gran sueño materialista es hacer de la naturaleza algo predecible y manipulable, venciendo el caos y la incertidumbre; sin embargo, conforme se descubren explicaciones a cada "mecanismo", surgen preguntas nuevas y más complejas que las anteriores. También ocurre con la siembra de nubes, que sigue siendo solo una "ciencia" a medias, cuyos resultados en general se resisten a ser medidos (para mayor incertidumbre).
 De momento quizá no pueda -aún- contarse con esta "solución" como opción práctica, pero al menos parece funcionar razonablemente bien en determinadas condiciones. Sin embargo, existen algunas estrategias que de momento resultan mucho más efectivas y seguras, que producirían beneficios colaterales casi tan valiosos como la propia lluvia.


Una postura más que inteligente: sabia

El papel de los bosques es fundamental. Se sabe que -además de los océanos- son el principal atractor de lluvias, ya sea porque el polen actúe como partícula aglutinante o porque se creen las condiciones de humedad necesarias para impulsar más aire húmedo desde la costa. En cualquier caso, se ha comprobado la importancia de grandes masas boscosas en la captación de lluvia, si bien tampoco es un fenómeno que se pueda explicar facilmente en toda su complejidad.
Los bosques no solo son un atractor de lluvias, un pulmón de oxígeno y un mecanismo para atrapar dióxido de carbono, también son una reserva de biodiversidad, especialmente las selvas (bosques húmedos), que también son una farmacia natural aún por acabar de descubrir, el hogar de miles de especies, y de las pocas tribus que aún viven como hace miles de años (algo que debería ser protegido, aunque solo fuera para aprender algo de su diferente visión de la naturaleza).

Entonces, considerando todo esto, parecería una excelente idea dejar de destruir los bosques, ya sea para producir más hamburguesas, aceite de palma u obtener maderas de lujo. También sería buena idea tratar de recuperar espacios forestales en Europa y América, o en todos aquellos lugares donde se han reducido en los últimos 100 años. Un paso previo, en muchas regiones, sería empezar a contener el avance de los desiertos y reverdecer zonas áridas.


El buen uso de los recursos, se trate de energía o de agua, debe preceder cualquier otra solución. Por ejemplo, no parece que tenga mucho sentido pagar costosas soluciones tecnológicas si se mantiene una desastrosa red de transporte y distribución que pierde hasta un 40 % del agua. Por tanto, eliminar las fugas debería ser tan primordial como hacer un buen uso del recurso, con métodos agrícolas como el riego subterráneo o invernaderos de agua salada, o la selección de especies vegetales resistentes a la sequía y/o adaptadas al riego con aguas salobres, entre muchas otras posibiliades de gran alcance.
Otras formas de ahorro de recursos. elementales: el reciclaje de aguas mediante depuradoras y la recogida de aguas pluviales.
Un sistema de distribución urbano más avanzado y lógico, que separara el agua potable del agua utilizable para el inodoro (tirar agua pura -destilada o de osmosis- por el inodoro no parece tan buena idea), además de inodoros más eficientes, serían también algo deseable.


A título infividual, para la gente más comprometida, pueden aconsejarse medidas tan sencillas como las duchas cortas, el lavado de ropa con programas cortos, y el cambio más efectivo de todos: una dieta más saludable y menos carnívora, o mejor aún, vegetariana.
Igualmente, y de forma general, una vida más frugal, menos intensiva en el consumo de recursos, materiales y energía, se traduciría -aunque no sea directamente visible- en menor consumo de agua.

Las soluciones tecnológicas seguirán estando ahí. Los trasvases o la desalación pueden ser opciones válidas si antes se han tomado otras medidas de ahorro y uso eficiente. Si se trata de la desalación existen variantes muy interesantes, tal como he comentado en otros post, consistentes en aprovechar la energía de otros procesos (de plantas de energía termoeléctricas) o bien energía solar térmica que puede producir energía eléctrica (también por la noche, mediante acumulación por sales fundidas o arena) a la vez que destilar agua del mar. Las soluciones, cuanto más integradas se encuentren con otras soluciones, tanto mejor. Lo ideal será tratar de solucionar varios problemas con cada medida, a la vez que no crear problemas nuevos.


Enlaces y Videos relacionados

Sobre la lluvia artificial:
https://www.thenational.ae/opinion/cloudseeding-explained-the-business-of-rainmaking-1.52677
https://www.popularmechanics.com/technology/a19822232/china-is-building-a-massive-network-of-chemical-rainmakers/
https://www.popsci.com/china-cloud-seeding-silver-iodide-furnace
https://www.bloomberg.com/features/2015-cloud-seeding-india/



https://eidonxplorer.blogspot.com

Sobre el papel de los bosques como atractores de lluvia:

https://forestsnews.cifor.org/22074/informe-bosques-juegan-un-papel-mas-importante-de-lo-que-se-creia-en-la-generacion-de-lluvias?fnl=es

https://www.endemico.org/entrevistas/el-rol-de-los-bosques-en-atraer-la-lluvia/

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